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Prólogo

Prólogo

Escucha música mientras lees, vete al final.

Vivimos tiempos de crisis global y de grandes retos planetarios, que requieren más que nunca ser capaces de generar y aplicar nuevos conocimientos. Por ello, una de las responsabilidades de la comunidad científica es transmitir a la ciudadanía la relevancia de la investigación científica, como frontera intelectual que nos permite abordar preguntas fundamentales sobre el universo y sobre la vida, y también por su incidencia en el desarrollo y bienestar de la sociedad, en aspectos como la salud, la alimentación, la energía o el medio ambiente.

Este mensaje es esencial para que la sociedad y los responsables políticos apuesten por la ciencia como uno de los motores fundamentales de futuro, y es especialmente necesario en nuestro país, donde la inversión sostenida en I+D está lejos de ser una prioridad, a diferencia de lo que sucede en otros países de vanguardia. Y es también muy importante que ese mensaje se dirija de forma específica y eficaz a los más jóvenes, de cuyo talento e impulso renovador depende el futuro de la investigación científica.

En este contexto se enmarca la excelente iniciativa del libro “CIENCIA, y yo quiero ser científico!!!”, que cuenta con la colaboración de la asociación Apadrina laCiencia y otras instituciones, y que quiere contribuir, a través de los testimonios de muchos investigadores e investigadoras de diversas disciplinas, a que estudiantes de secundaria y bachillerato conozcan de primera mano las preguntas a las que se enfrentan los científicos, su forma de vida, y también su motivación y su pasión por sus distintas especialidades.

El sistema educativo y la sociedad en su conjunto precisa fomentar el interés por la actividad investigadora y despertar vocaciones científicas, a través de unos contenidos educativos sólidos y atractivos que combinen la transmisión de información (creciente en volumen y complejidad) sobre las distintas materias con el entrenamiento de la curiosidad, la capacidad de indagar y el espíritu crítico, y de una divulgación rigurosa y cercana.

Queremos (y necesitamos) que los jóvenes quieran dedicarse a la actividad científica:
-para seguir preguntándonos, sin más guía que la curiosidad innata de la condición humana, cómo son los seres humanos, los seres vivos, la naturaleza, el cosmos, en el ámbito de la investigación básica, que es la fuente de todo conocimiento y de toda posible aplicación futura (“no se puede planificar lo inesperado”, en palabras del Premio Nobel Aaron Klug).
-para, a través de la implementación de nuevos conocimientos y procedimientos, contribuir a evitar o aliviar el sufrimiento de las personas, mejorar su bienestar y actuar a tiempo ante procesos potencialmente irreversibles en nuestro medio ambiente, a los que nos enfrentamos por primera vez en nuestra historia. “No hay ningún desafío que se sitúe más allá de la capacidad creadora distintiva de la especie humana”, afirmó el Presidente John F. Kennedy en 1963.

La ciencia y la comunidad científica deben tener un papel decisivo y protagonista en los cambios radicales que precisa nuestro mundo. Conocer la realidad… y actuar en consecuencia. Ciencia para facilitar la transición desde una economía basada en la especulación, la deslocalización productiva y la guerra a una economía basada en el conocimiento para un desarrollo global sostenible y humano, en que las cinco prioridades de las Naciones Unidas -alimentación, agua, salud, medio ambiente y educación- sean asequibles a todos para vivir dignamente, y fundada en un nuevo concepto de seguridad que no sólo tenga en cuenta los territorios y fronteras, sino a los seres humanos que los habitan.

Deseamos vivamente que este libro sirva para fomentar que estudiantes de bachillerato y secundaria se sientan atraídos por la actividad científica y se sumen a las nuevas generaciones de investigadores (en las que las mujeres científicas tendrán un protagonismo creciente), y que así aporten decididamente su imaginación, su perseverancia, altura de miras, capacidad creativa e inconformismo (valores todos ellos consustanciales a la actividad científica) para tomar el relevo e impulsar estos cambios.





Federico Mayor Zaragoza
Presidente de la Fundación Cultura de Paz
Exdirector General de la UNESCO

Federico Mayor Menéndez
Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid y ExPresidente de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM)

Escucha música mientras lees.


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